Gracias, pequeña rata

 

Sí, graacias, muuuchas gracias joven repartidor, qué pena que su miserablesa me importe menos que la pizza que me acaba de traer, al fin y al cabo es un precio que estoy dispuesto a pagar. Para usted también, señor y señora aseadora, por mantener limpios los andenes que voy a escupir cuando este paraíso se termine, muuchas gracias, porque no creerá usted que voy a escupir en la sala de mi casa; sí quizás en su cara, cuando le digo que su miseria es el destino necesario que deben cumplir unos cuantos para preservar cada día el pánico que les motiva a mantener sus trabajos para no ser como usted, porque ni por agradecimientos sinceros que me dieran yo quisiera oler a lo que usted huele. Y no es culpa mía, pues simplemente usted encontró lo que buscó.
Gracias, pero lo mejor sería que no me toque darle la mano, señor campesino, esa mano áspera, sucia y deformada, propia de quien no tuvo mayor entretenimiento que el de reproducirse y seguir ofreciendo mano de obra barata. Porque yo, taaaan crítico, taaaan intelectual, pero tan condicionable como usted o como su quinto nieto,  ni se le ocurra que voy a tener hijos; ¿para qué?, entre menos esfuerzo, mejor. Además mire, ¿qué le pasa por la cabeza cuando no teniendo qué comer usted se pone a procrear?. Aunque, ahora que lo pienso, ¿a quién le voy a dar las gracias en el futuro por cultivar? Creo que no todos podemos estar ocupando el mismo lugar. Gracias por eso. Aún así, recuerde usted que somos iguales, sufrimos de igual manera al observar el calvario de miles y miles de personas cuyo pecado fue haber nacido en este orinal; pero bueno, ¿qué podríamos hacer?. Usted, allá bien con sus creencias; yo, aquí, sin sentido, pero bien con mi internet. Siempre encontramos alguna forma de evadirnos de nuestra humanidad; para eso nos sirvió el intento de educación que nos dieron. Pero a mí, para más cosas aún, como ponerle colorsitos a esta ficción con la que me quiero olvidar de que existe la muerte, porque esa es la desgracia que recae sobre los que salen en televisión.
Por ahora, sigo merodeando. Esa es mi hazaña, la acción heróica de una mansa rata más.
¡Graaacias!, pequeña rata.